El pasado sábado 24 de noviembre se celebró en MovieScreenPro, plataforma digital de proyección, la segunda edición de Dance Music Video Film Festival (DaMuVi fest Los Angeles), certamen internacional dedicado a la promoción de películas independientes dentro de los géneros música y danza.
Dust Dance, proyecto dirigido por Silvia Pradas y producido por Crew Films, consiguió una de las dos menciones especiales que se entregaron en la gala de clausura. Dust Dance no fue el único proyecto español premiado, pues, “Que el fin del mundo te pille bailando” de Jose Mari Martínez, también consiguió premio a mejor largometraje sobre danza.
Dust Dance, proyecto experimental que apuesta por la fusión de la danza y la poesía, nos muestra a una pareja que experimenta el sentimiento más profundo que existe, el amor, fundiéndose en un intenso baile del que no pueden escapar.
En lo que lleva de año, ha recorrido más de media docena de festivales nacionales e internacionales entre los que destacan el Festival De Cortometrajes K-lidoscopi (España), el Fiff-filmstrip International Film Festival (Rumanía) o el Falcon International Film Festival (Inglaterra).
El videoarte y el vídeo experimental.
Proyectos en los que se asume una libertad creativa completa con relación a duración, formato, estructura, narrativa…, evitando, muchos de ellos, las normas y los modelos narrativos. Se podría decir que es un género que está en constante cambio y que explora nuevas formas de transmitir, definiendo nuevos lenguajes y experimentando con diferentes propuestas.
Una de las características más comunes es que el vídeo experimental genera la necesidad de interpretación, aunque varía mucho dependiendo del autor. Asimilar la intención de las imágenes y los sonidos muchas veces no es fácil, y exige de análisis o como mínimo de varios visionados de la obra. Es por lo que, estos vídeos están más cerca de la poesía y la plástica que del cine tradicional.
El vídeo experimental está de moda.
Silvia Pradas afirma que los vídeos experimentales no tienen una definición específica, muchos de ellos son géneros cinematográficos en sí mismos, que aúnan diferentes técnicas artísticas, audiovisuales e incluso moda. Es en este último punto donde, la directora, hace especial énfasis explicando que, en la actualidad existe una clara tendencia en las marcas de moda y cosméticos a la experimentación audiovisual en el desarrollo de sus campañas de marketing. De ahí, el nacimiento de los fashion films, obras que no distan demasiado del videoarte o del vídeo experimental.
La directora de Dust Dance declara que, es una forma de acercarse a cierto público, de abrir nuevos canales y de reforzar la imagen de marca menos “comercial” de las grandes empresas. Un fashion film, va más allá de mostrar las características de un producto, son vídeos artísticos/conceptuales en los que prima la plasticidad de la imagen y su valor estético, sin olvidar, que bajo está imagen bonita existen también historias, el elemento narrativo es, del mismo modo, importante.
Con sus propias palabras, “por ejemplo, pensemos en Dust Dance cómo excusa para hablar de cualquier marca de pantalones vaqueros, aludiendo a la resistencia de éstos. El público se dejaría llevar por la imagen, por el placer estético, por el baile…y por debajo tendríamos la referencia a la marca de manera muy sutil, como público estaríamos consumiéndola casi sin darnos cuenta. Podríamos decir que los fashion film, beben directamente de los vídeos experimentales y del arte, con la diferencia de que no exigen al público un gran esfuerzo por su parte para comprender la obra y de que el entretenimiento está basado en el deleite estético”